Alfombra Mágica y Casa Naranja
Cuando hablan del barrio El Poblado en el oriente de Cali, se nos viene a la cabeza cosas como pandillas y fronteras invisibles, pero cuando uno toma la decisión de vivir la noche en el barrio, todo resulta distinto.
Hace pocos días estuve en un evento que realizó una fundación de jóvenes que se hacen llamar “Alfombra Mágica” y que contó con la participación de grupos y organizaciones del Distrito de Aguablanca, entre la que se encontraba la corporación Casa Naranja.
No dejo de sorprenderme al disfrutar del talento y la capacidad de la gente que con iniciativas como “la calle es nuestra” o “teatro al barrio” le siguen apostando al desarrollo de procesos creativos donde los niños son parte esencial en su construcción, como una medida para prevenir la violencia.
La seguridad ciudadana que tanto promulgan los gobernantes, que con Policía y tecnología dicen mitigar hechos violentos, se queda en pañales cuando realmente los que hacen la seguridad son este tipo de grupos conformados por jóvenes, que tienen como único fin hacer un trabajo – en algunos casos arriesgado – por sacar adelante a los niños de la oferta que tienen los callejones en los barrios populares.
Estas dos organizaciones, (como otras tantas), parten de que toda violencia tiene su origen en el analfabetismo emocional y por eso trabajan sobre una educación de emociones a través de la cultura.
Si le apostáramos a fortalecer y apoyar estos trabajos, podríamos estar hablando de una ciudad más equitativa, incluyente, próspera y segura.
Sin apoyo gubernamental se levanta una gran alternativa cultural, dejando a Miguel, Rosita, Karen, ‘Miguelón’ y la bella Kelly, como mis héroes del Distrito.
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